Historia, exterior e interior

Asociación Cultural por el Patrimonio de Marchena

Historia

La Orden de san Agustín gozaba de una especial vinculación con los Ponce de León, familia que poseía el patronazgo de la Casa Mayor agustina de Sevilla.

En 1558, los agustinos habían obtenido permiso del papa Paulo IV para fundar un convento en Marchena. Sin embargo, la primitiva fundación de la Orden agustina en Marchena no se realizó hasta 1590 estableciéndose en la ermita de Nuestra Señora de Gracia, situada en el actual edificio de La Milagrosa, por donación que realiza Luis Pérez. Los monjes llegan al año siguiente.

En 1616 se trasladan a las casas de las beatas de Antón Gil, situadas en la zona más elevada del arrabal de San Miguel, lugar del actual conjunto monumental. A la primera época correspondería la zona del actual claustro bajo, una capilla provisional y las dependencias conventuales imprescindibles debieron construirse en el primer tercio del siglo XVII.

La construcción del templo definitivo se inicia a mediados del siglo XVII, entre 1649-1653, pocos años después del nombramiento de san Agustín como compatrono de Marchena (1638). San Agustín estaba proyectada para ser el panteón personal de Don Manuel Ponce de León.

La permanencia del Duque en Madrid, desde 1673 influyó en que se quisiera trasladar una obra madrileña y cortesana a la campiña, como así fue. Quizás por ello, las obras van a recibir un fuerte impulso con la llegada a Marchena, en 1680, de Bartolomé Zumbigo, maestro mayor de la catedral de Toledo acompañado de su ayudante Alonso Moreno.

A partir del fallecimiento, en 1682, de Zumbigo, Alonso Moreno dirige la obra de san Agustín, siguiendo las trazas de su maestro. Muerto D. Manuel en 1683, su sucesor de Don Manuel Ponce de León, Don Joaquín, no estuvo interesado en la obra, pero su viuda, Dª Ana Spínola de la Cerda va a acelerar su construcción. La obra se terminaría veinte años después de su muerte, pues se consagra el 27 de agosto de 1765.

El cuerpo de D. Manuel Ponce de León, será enterrado en el templo que tanto quiso concluir, el 14 de enero de 1766, en el Presbiterio, lado del Evangelio.

Exterior del edificio

Esta monumental construcción destaca por su originalidad arquitectónica, que recibe de sus raíces cortesanas pocas veces vistas en Andalucía. Su fachada, mezcla de cantería y de ladrillo, presenta un elegante estilo barroco matizado por el gusto cortesano, que se pueden observar en detalles ornamentales como el enmarque de los vanos, el uso de guirnaldas, ménsulas, frontones, cartelas con escudos, etc.

En todos los detalles de la fachada es fácil observar la influencia de Alonso Cano. Tengamos en cuenta que tanto Zumbigo como Moreno trabajaron con el mejor discípulo de Alonso Cano, Herrera Barnuevo en el santuario de la Virgen de Atocha.

También se aprecia las mismas influencias en las proporciones alargadas del templo y en su singular alzado: simétrica composición de la fachada con su triple arcada con atrio, flanqueada por dos torres de cuatro cuerpos y rematada por un frontón triangular. Cierra el atrio una reja del siglo XVIII.

Interior del edificio

Lo primero que nos sorprende al entrar en el templo es el fuerte contraste entre la austeridad de exterior, sobre todo la fachada, y la sorprendente decoración del interior.

Su ornamentación resulta espectacular. Está decorado de manera profusa con yeserías policromadas, donde aparecen temas religiosos junto con elementos geométricos y vegetales: niños que toman serpientes por la cola, otros que salen de flores, águilas y monos, incluso capiteles cesta. Se trata de una obra realizada durante la primera mitad del siglo XVIII por maestros yeseros locales o de la comarca, que interpretan unos diseños tradicionales con la gracia y el barroquismo de las obras populares como sucedía en el arte hispanoamericano, fundamentalmente en el arte mexicano y peruano. Es posible que este trabajo interviniese Nicolás Carretero. Por todo lo anterior, este tipo de decoración convierte al templo de San Agustín, en singular e insólito, siendo lo que más llama más la atención del visitante.

Es un templo de planta de cruz latina que consta de tres naves y crucero. La central se cubre con bóveda de cañón con lunetos, al igual que la capilla mayor. Las naves laterales lo hacen con bóvedas vaídas. Los arcos son de medio punto y los gruesos pilares, que separan la nave central de las laterales, llevan cada uno de ellos cuatro columnas toscanas adosadas.

El crucero se cubre con cúpula sobre pechinas donde figuran águilas y escudos nobiliarios de los Ponce de León. Los brazos del crucero se cubren con bóveda de cañón con lunetos. Aquí se desarrolla una extensa iconografía con esculturas de apóstoles y Padres de la Iglesia que quizás sean obra de Antonio Balsedo o ¿Balcedo?.

El coro alto se sitúa a los pies, sobre arcos colgantes decorados también con yeserías y en su lateral destaca el órgano. El órgano, barroco de finales del siglo XVIII, conserva buena parte de la trompetería. Está realizado en madera tallada con motivos florales.

El púlpito de hierro forjado y dorado es una delicada pieza característica de la forja barroca local, donde destaca la familia de los Ríos, Cristóbal y Juan. Lleva el escudo de los Ponce de León y se asemeja a otros púlpitos realizados en la localidad a mediados del siglo XVIII, como los de San Juan y Santa Clara.