Retablo neoclásico, de madera pintada en blanco y muy sencillo, de finales del siglo XIX. Consta de un cuerpo articulado con dos esbeltos balaustres, seguramente reaprovechados de un retablo antiguo.
La escultura del Santo es una imagen de Candelero, del siglo XVIII, con atributos y nimbo de plata repujada, así como la corona del Niño.
En el Ático se conserva una pintura de la Virgen de la Soledad, en su altar del siglo XVIII.