Sacristía y otras dependencias

Asociación Cultural por el Patrimonio de Marchena

Cajonera y mesa calicera de la sacristía

Fechada a finales del siglo XVII – principios del XVIII. Está formada por dieciocho cajones grandes y nueve pequeños sobre el que descansa unos remates de espejos y pinturas sobre tabla a modo de hornacinas separadas por columnas salomónicas y rematadas en cresterías. En su parte central haya una hornacina con un crucificado y dos espejos a ambos lados.

Las pinturas, recientemente restauradas, representan distintos santos de la orden franciscana con sus atributos: san Antonio de Padua, san Diego de Alcalá, san Buenaventura,, san Luis obispo, etc,, la Inmaculada, santo Domingo de Guzmán.

Proceden del convento de san Francisco y, tras la exclaustración, fueron trasladados a esta parroquia y colocadas por el carpintero de la localidad, Juan de Buendía.

La mesa calicera de jaspe que se conserva en la sacristía también procede del extinguido convento de san Francisco.

Despacho parroquial

Al menos hay dos obras que destacan por su importancia.

Lienzo de la Virgen de los Reyes. Atribuido a Lucas Valdés por los tipos físicos y el poco movimiento de los personajes, por el conocimiento de la técnica y el dibujo algo descuidado, por su sentido cromático y por la hábil descripción del conjunto del retablo.

Representa la misma disposición que aparece en su retablo de la capilla real de la catedral sevillana. La Virgen y el Niño visten traje de corte de la época de los Austrias. Se puede observar a san Joaquín y santa Ana en sendas hornacinas en las esquinas de la parte inferior; san José en el centro de la parte inferior; imágenes de santa Justa y Rufina en tondos a los lados de la imagen mariana. En la parte superior haya cartelas, portadas por ángeles, con emblemas concepcionistas

Virgen de Guadalupe. Pintura al óleo fechada en el siglo XVII y firmada por F. Guillén. Reproduce fielmente la pintura original de la basílica de México sin cartelas ni ornamentación. Aparece sobre un cúmulo de nubes, con corona y rodeada de rayos solares. Se apoya sobre la luna en cuarto creciente y está sostenida por un ángel con las alas de colores que representa a san Miguel arcángel.

Esta advocación es común en todas las iglesias de Marchena debido a que Dª Guadalupe de Aveiro, duquesa de Arcos se encargó de promover esta advocación entregando dos copias al convento de la Purísima Concepción.

Niño Jesús triunfante. Se representa situado sobre una nube de cabezas de ángeles. Viste una pequeña túnica de gran dinamismo con tonos marrones y dorados. La escultura puede atribuirse al escultor Francisco Dionisio de Ribas. La imagen sirvió de inspiración para decorar una de las paredes de la capilla de la virgen de los Desamparados llevada a cabo por el pintor Rafael Blas Rodríguez en la década de los sesenta del pasado siglo XX.