El flamenco: evolución

Asociación Cultural por el Patrimonio de Marchena

En 1847 es la primera vez, que se denomina flamenco a un género de música. Ya no es propiamente folclore (música y baile popular, coral, asequible), sino que aparecen virtuosos artistas flamencos, creadores y recreadores personales. De esta primera etapa destacan: Paquirri, Curro Dulce, Juan de Dios y el toque del Maestro Patiño. Durante este período de las Tonás y Livianas surgirá la Seguiriya. Y de los Jaleos y Gilianas, la soleá.

Entre 1860-1920,aunque el Flamenco se mantiene en círculos íntimos (Ventas, fiestas, corrales), al profesionalizarse, pasa a un espacio escénico propio, el tablao del Café – Cantante. La demanda del público y la competencia propician la creatividad, la originalidad y la diversificación y variedad de estilos.

En el cante destacan: Silverio Franconetti Manuel Molina, Frasco El Colorao, Cagancho, Loco Mateo, Paco La Luz, El Marrurro, Lacherna, La Serneta, La Andonda, Juan Breva, Frijones, El Mellizo, entre muchos otros.

En el toque, la guitarra adquiere protagonismo y un gran desarrollo técnico con el uso de la cejilla. Destacan: Maestro Patiño, Paco el de Lucena, Paco el Barbero y Ramón Montoya.

El Baile adquiere majestuosidad y transmisión emocional. Aparecen intérpretes míticas como La Macarrona, La Malena y La Cuenca.

En 1881 Antonio Machado y Álvarez, Demófilo, lamenta la pérdida de pureza en el cante flamenco. De la misma manera, en el concurso de Cante Jondo en Granada, en 1922, también se buscará la esencia del flamenco íntimo. Por ello, en él, no se admitieron profesionales.

Con el declive de los Cafés – Cantante, hacía 1920, surge, en formatos de gran público como teatros, circos y plazas de toro, la Ópera flamenca. La gran masa de nuevos aficionados y los medios (discos, radio, cine) favorecieron la aparición de nuevos gustos originales y el predominio de algunos estilos. A artistas cono Antonio Chacón, Manuel Torre, Pastora y Tomás Pavón y Ramón Montoya se le unen otros más jóvenes como: Pepe Marchena, Manolo Caracol, Niño de Cabra, Manuel Vallejo , Rafael Farina, Porrina de Badajoz, Juan Valderrama, Bernardo el de los Lobitos, Niño Gloria, El Sevillano, Niño de la Calzada, Pepe Palanca, Carbonerillo, Corruco de Algeciras, etc.

Con la Ópera Flamenca sigue coexistiendo el flamenco de reunión en pequeño formato en ventas, colmaos, fiestas populares y “entornos naturales “ y ceremoniales. Paralelamente se produce un gran auge internacional del ballet flamenco con grandes coreografías con artistas como la Argentina, Vicente Escudero, Pilar López, Antonio Ruiz Soler, Antonio el Bailarín y Carmen Amaya.

A partir de 1955 se produce una vuelta a las “esencias” del flamenco con la defensa de la pureza como reacción a los excesos de la época anterior. Destacan, entre otros: Rafael Romero, Antonio Mairena, Chocolate, José Menese, Calixto Sánchez, Aurelio Sellés, Pericón de Cádiz, Manolo Vargas, La Perla de Cádiz, Chano Lobato, Chaquetón, Pansequito, María Vargas, La Pirriñaca, El Borrico, Terremoto, Sordera, Agujetas, Fernanda y Bernarda, etc.

Durante esta época, los tablaos, las peñas y los festivales (entre ellos la Fiesta de la Guitarra) irrumpen con fuerza y aún mantienen su importancia en cuanto a la difusión del Flamenco.

A partir de 1980 el flamenco evoluciona artísticamente con innovaciones y fusiones y se abre a los mercados con Enrique Morente, Camarón y El Lebrijano, entre otros. La guitarra tendrá un gran desarrollo y éxito internacional, destacando Serranito, Manolo Sanlúcar, Enrique de Melchor y, sobre todo, Paco de Lucía. El baile será la punta de lanza de la vanguardia artística y proyección internacional: Israel Galván, Antonio Canales, Farruquito, Patricia Guerrero, María Moreno.