Melchor de Marchena

Asociación Cultural por el Patrimonio de Marchena

Melchor Jiménez Torres, “Melchor de Marchena”, nació en la Plaza Arriba de Marchena el 17 de julio de 1907 dentro de una familia en la que el flamenco rebozaba por todos lados. Era hijo de Melchor Jiménez Vargas, “Lico”, prestigioso guitarrista, y de Josefa Torres Jiménez, “Josefina”, excelente cantaora no profesional; su tío, Juan Jiménez Vargas, se casó con María del Carmen de los Reyes Torres, “La Gilica”; sus hermanos y algunos primos como “El Titi” también fueron artistas.

Se marchó pronto a la Alameda de Hércules de Sevilla, donde se cocía el mejor flamenco. Allí se fue haciendo un lugar y un nombre tras empaparse del genio de los Pavones, la sapiencia de Chacón, el embrujo de Manuel Torres y los ecos de guitarristas como Javier Molina y Manolo de Huelva. Poco a poco se fue haciendo imprescindible acompañando a numerosos cantaores que sabían apreciar su forma particular de blandir la guitarra, dominando todos los palos.

Se casa en Marchena con Antonia Ramírez Ríos, con la que tuvo seis hijos: Manuel, Antonio, Melchor, Consuelo, Pilar y Enrique. Fija su domicilio en la calle Espíritu Santo n.º 27. Nunca perdió el contacto con la Plaza Arriba.

Cuando regresaba de sus giras y actuaciones visitaba a sus parientes y amigos de la infancia así como de muchos aficionados como Manolo Cobano y Emilio González tomando unas copas en el bar “Pelao” o en el “Carrillo”.

Estuvo varios años de gira con la Compañía de Concha Piquer y con la de Manolo Caracol, actuando por toda España y por Hispanoamérica. A partir del incremento de su fama, experiencia y buen hacer, muchos artistas lo buscaron para sus actuaciones en festivales y grabaciones, entre otros: Juan Valderrama, Tomás Pavón, Perro de Paterna, Juan de la Loma y Niña de los Peines.

A inicios de los años 60 se traslada con su familia a Madrid. Allí seguirá trabajando sobre todo con Manolo Caracol y Antonio Mairena. Será, entonces, cuando su hijo Enrique, “Enrique de Melchor”, debute con 13-14 años en la sala de “Los Canasteros”, propiedad de Manolo Caracol. Enrique se fue convirtiendo en uno de los mejores guitarristas del momento y uno de los pilares de la guitarra flamenca de todos los tiempos. Mientras tanto, Melchor seguiría, durante esa década a multitud de artistas como Pericón de Cádiz, Luis Caballero, Jacinto Almadén, Chocolate, José Menese y Antonio Mairena.

Melchor tuvo que competir con grandes guitarristas del momento que corrieron diversa suerte con el estallido de nuestra contienda civil. Por una parte Sabicas, Mario Escudero y Esteban de Sanlúcar, entre otros, tuvieron que exiliarse y desarrollaron, fuera de nuestras fronteras la faceta de la guitarra flamenca de concierto. Por otra, Ramón Montoya, Diego el del Gastor, Niño Ricardo, Miguel Borrull, Manolo de Badajoz, Perico el del Lunar se quedaron aquí y siguieron acompañando a cantaores por todos los escenarios.

Mantuvo una sana rivalidad con Manuel Serrapi, “Niño Ricardo”, uno de los mejores guitarristas flamencos de la historia y pionero en los conciertos de guitarra flamenca allá por los años cincuenta, elevándola a ámbitos internacionales. Mientras tanto, Melchor no se apartaba de sus raíces gitanas.

Melchor supo recoger la savia de los grandes guitarristas del XIX, de los inicios del flamenco. Antonio Mairena sabía que para volver a la pureza, para volver a las raíces, se hacía imprescindible contar con la sabiduría y la riqueza musical que portaba y transmitía el genio de Melchor de Marchena.

A pesar de la rivalidad que existía entre Melchor y Niño Ricardo, eran grandes compañeros y como prueba de ello grabaron juntos un registro de bulerías. Entre sus grabaciones podemos destacar: “Guitarra gitana”, “Grandes guitarras del Flamenco”. En 1963 grabó“Duendes del Cante de Triana”, “Noches de la Alameda”y“Tangos de Andalucía”. Y en 1968 grabaría con Manolo Caracol un doble álbum titulado “Una historia del cante”. Las grabaciones las simultaneaba con giras y su trabajo en Los Canasteros. A partir de comienzos de la década de los setenta podemos decir que su hijo “Enrique de Melchor”, con apenas 20 años, ya había ocupado su lugar en el mundo del flamenco. Melchor y su hijo grabaron juntos, en 1973, el disco titulado “Tesoros de la guitarra flamenca”.

A Melchor podemos situarlo entre dos grandes etapas flamencas: entre la Edad de Oro y la Ópera Flamenca. La Cátedra de Flamencología de Jerez le concedió en 1966 el Premio Nacional de Guitarra Flamenca.

La Fiesta de la Guitarra de Marchena nace en 1967 para homenajear a la guitarra y a los grandes representantes de este instrumento. La amistad de Melchor con Emilio González Ruiz influiría en ello de manera decidida. Melchor de Marchena participaría en varias de las primeras ediciones, al igual que su hijo Enrique.

Muchos flamencólogos han escrito sobre su figura. Luis Suárez Ávila dice: “conocí a Melchor en el bar Pinto… Allí, escuchar a Pastora, Mairena y Chocolate, (…) acompañados por Melchor, era una fuente de saber”. Por otra parte José Mª Velázquez Gaztelu, en “Rito y Geografía del Cante” diría en 1973 de Melchor que “es un ejemplo de guitarrista que, conservando los viejos moldes, no está identificado con las actuales tendencias (…).

Melchor Jiménez Torres murió en Madrid el 12 de marzo de 1980 a los 73 años siendo enterrado en Marchena. En enero de 2019 el Ayuntamiento de Marchena, a petición de la Fundación Secretariado Gitano de Andalucía y la Peña Flamenca de Marchena, acordó rotular una plaza con el nombre de Plaza de los Melchores.