Pepe Palanca

Asociación Cultural por el Patrimonio de Marchena

José Lebrón López, “Pepe Palanca” nació en la calle Cid, 48 el 22 de diciembre de 1903 (1 de enero de 1904 en el Juzgado). Sus padres eran Andrés Lebrón Sevillano y Rosario López García. Era el segundo de cinco hermanos Desde muy joven, después de trabajar en el campo, cantaba en bares, fiestas y reuniones tanto en Marchena como en los pueblos de los alrededores. Su fama fue aumentando por el eco de sus fandangos y Pepe Marchena se lo llevaría para hacer una gira por toda Andalucía.

Sus fandangos personales y valientes gustaba mucho al público. Por ello, a mediados de los años 20, junto con el Niño de la Huerta, Carbonerillo, Pepe Pinto y su paisano Manuel Carrillo fueron cantando por numerosos pueblos de Sevilla, Córdoba y Cádiz.

En 1929 tuvo un mano a mano con Carbonerillo en Coria del Río. Según las crónicas del momento, ambos fueron muy aplaudidos pero con Pepe Palanca el público se subía a las sillas y le vitoreaban hasta la extenuación. Ese mismo año se presenta en el Teatro Circo Price de Madrid y los anuncios de su actuación decían “Presentación del as moderno”, “El divino Palanca”.

Más tarde sería contratado por el Gran Teatro metropolitano y luego, con la compañía de Angelillo, donde se le anuncia como “El gran renovador del fandanguillo” codeándose con el Carbonerillo, Pepe Marchena, Angelillo, Vallejo o Carmen Vargas, entre otros.

Entre 1931 y 1933 grabó varios discos con la guitarra de Miguel Borrull y de Manolo Badajoz. En 1934 siendo cabeza de cartel Pepe Marchena, Palanca actúa en el Teatro Circo Price junto a Jacinto Almadén, Pepita Caballero, Lola Triana, Chato de las Ventas y Juanito Valderrama. Federico García Lora decía de él: “Palanca es el mejor fandanguero de todas las épocas”.

En 1944 participó junto con Pepe Marchena en la Semana Flamenca organizada por el Teatro Fuencarral de Madrid. Y en 1947 en el espectáculo “Pasan las coplas”. Años más tarde, en 1965 participó en el II Concurso nacional de Cartageneras formando parte en un elenco flamenco, “Solera”, como invitado de honor.

Recorrió toda la península y en el Protectorado de Marruecos fue muy bien acogido. En el momento cumbre de su carrera grabaría seguiriyas, vidalitas, guajiras, tangos, bulerías y, sobre todo, fandangos.

Pepe Palanca ayudó y promocionó a muchos jóvenes que empezaban en este mundo difícil del flamenco. Uno de ellos sería Juanito Valderrama. Según dicen le enseñó, al menos en sus inicios, sus estilos fandangueros. Con el paso de los años Juanito Valderrama y Dolores Abril serían amigos íntimos de Palanca.

Desde finales de los sesenta ya no se encuentra bien físicamente y su vida transcurre entre Marchena, Lanjarón y Málaga. En el cine Planelles de Marchena se le daría un homenaje en 1974 al que acudieron El Rerre de los Palacios, Juan de la Loma, Antonio Canillas, el Perro de Paterna, Diego Clavel y Juanito Valderrama, entre otros muchos amigos del flamenco.

La enfermedad no le dio tregua y fue pasando por varios hospitales. Fallece en el hospital de San Lázaro de Sevilla el 3 de septiembre de 1976.

El cante de Pepe Palanca es único. La forma de ejecutar sus fandangos es irrepetible, de una gran belleza y claridad. Una de sus principales aportaciones fue el sentimiento en sus letras y la forma original de rematar los fandangos.

Tenía una sensibilidad especial para ganarse al público, las letras de sus fandangos llegaban al corazón de la gente y recibió la admiración de muchos escritores y artistas.

Palanca se ha ganado a pulso el estar en lo más alto entre los creadores del cante y, sobre todo, de los fandangueros.

En Marchena se le dedicó una calle, y en 2014, en la XLI edición de la Fiesta de la Guitarra se le homenajeó. Un reconocimiento merecidísimo teniendo en cuenta que grabó más de 30 discos y que llevó la voz de Marchena por todos los rincones de España.

ANÉCDOTA

¿De dónde le viene el sobrenombre de “Palanca”? Al parecer Andrés, el padre de Pepe, se reunía a diario en el Casino de Marchena con varios amigos, entre ellos Pepe “Chirivías”. Se cuenta que Andrés no quería levantarse del lugar en el que estaba sentado por lo que su amigo decía que había que moverlo con una palanca.