Santa María de la Mota: Virgen de la Soledad y laterales

Asociación Cultural por el Patrimonio de Marchena

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Esta capilla es propiedad de la Hermandad de la Soledad. Es rectangular y se cubre con una bóveda semiesférica sobre pechinas decoradas con nervios y cabezas de angelotes. Se cierra con una reja de madera realizada por Pedro Jiménez de Baeza en 1610, un año después de la inauguración de la capilla. A la izquierda conserva una puerta en madera tallada y policromada del siglo XVIII, con decoración de cuarterones, ovas y flores.

En la capilla encontramos tres retablos. El principal es un retablo barroco de 1699, obra de Juan del Castillo. En el ático relieve del Descendimiento situado entre los escudos de los Duques de Arcos. Las figuras que acompañan a la imagen de la Virgen fueron realizadas por Pedro Duque Cornejo. Ocupa el lugar central la imagen de la Virgen de la Soledad que es una de las imágenes de candelero más antiguas de cuantas procesionan en la Semana Santa de Andalucía. Fue encargada por D. Gil Muñoz a Gaspar del Águila en 1570, quien la termina cuatro años después. En ella destaca su rica policromía y mirada frontal, así como sus manos entrelazadas en actitud orante. Presenta ojos de cristal, pestañas naturales y siete lágrimas en su rostro. Un elemento que proporciona una especial singularidad es la ráfaga de orfebrería, que la rodea, y en plata repujada realizada por Palomino, en 1864.

A ambos lados del retablo principal se encuentran otros dos de menor entidad. Uno de ellos, el de la derecha, dedicado a Santa Teresa, siendo la imagen obra de Pedro Duque Cornejo. El de la izquierda, dedicado a la Inmaculada, es obra de Tomas Guisado y data de mediados del siglo XVIII.

La Virgen de la Soledad es la titular de la Hermandad del Santo Entierro que hace Estación de Penitencia en la tarde – noche del Sábado Santo. Los penitentes visten túnica blanca con capa y antifaz negro. Acompañan en la procesión las autoridades civiles y militares, así como una representación de las distintas Hermandades de Penitencia de Marchena. En la procesión destacan la representación de figuras bíblicas como las Tres Marías, la Fe y la Verónica; los romanos representando a la Guardia del Sepulcro, además de mujeres ataviadas con el tradicional traje marchenero de manto y saya, y mantilla.

Se mantiene una de las singularidades más representativas de la Semana Santa de Marchena, las «moleeras«. Esta tradición consiste en que el paso de Palio retrasa su entrada al templo con respecto a los del Santo Entierro y del Triunfo de la Santa Cruz, varias horas en la madrugada del Domingo de Resurrección. Los marcheneros no tenían acceso a Santa María de la Mota, por encontrarse dentro del Palacio ducal. Por ello, se concentraban en los alrededores de la Puerta del Tiro de Santa María, a la puerta del palacio, cantando saetas de diferentes estilos (carceleras, marcheneras, cernicaleras, etc.) tanto por devoción como para retrasar todo lo posible la vuelta de la Virgen a su templo. Como la procesión deviene en informal, todas las personas que rodean el paso acaban «molidas”, por tan larga espera. De ahí el nombre popular de “moleeras”. Se cuenta que el propio duque se quejaba de “estar molío”.